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viernes, 22 de diciembre de 2017

Aboño, la historia de un paisaje y una región

Hace tiempo que le debo al blog una entrada sobre Aboño. Sobre la exposición que se inauguró el pasado mayo en el Ateneo de la Calzada de Gijón: “Aboño, la historia de un paisaje y una región”. Y quiero aprovechar,  que nuevamente podéis disfrutar de ella en el Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres hasta el 7 enero, para dedicarle la adeudada entrada.
Aboño 1978. En primer plano la central térmica y el parque de carbones. A la izquierda la fábrica de cemento. Al fondo, separado por la Campa Torres, el gijonés puerto de El Musel.
El río Aboño es un rio costero del área central de Asturias que nace en el municipio de Llanera y que tras un corto recorrido de menos de 15 kilómetros desemboca en el mar Cantábrico, al oeste del cabo de Torres haciendo de frontera entre los municipios de Carreño y Gijón. Pese a su corta longitud, definida por la orografía del centro de la región, y tras cortar los materiales duros cuarcíticos que forman el monte Areo y el cabo de Torres, consigue abrirse en su tramo final de unos 3 kilómetros sobre materiales más blandos encaminándose hacia su desembocadura en la playa de Aboño, formando un amplio estuario.
"Salimos de Gijón a las cuatro dadas de la tarde. Sol fuerte, templado por el nordeste; camino nuevo para mí por Jove a Puago, y su puesto sobre el río que va a Aboño; vega harto ancha, que puede ser el 'Estuarium Mágnum' de Pompeio Mela, porque por una garganta cominica con el estero de Aboño, y antes que éste se llenase de arena y la vega de tierra debrribada de las alturas, pude ser todo un grande estero. Las peñas de las altas laderas acaso confirman esta conjetura. El río divide los concejos de Gijón y de Carreño. Súbese el monte de San Pablo , y corriendo por él se baja al valle de Carreño, atravesando el camino por la parroquia de Güimarán. Terreno hermoso, fértil, bien cuidado y plantao.” Gaspar Melchor de Jovellanos. Diarios 1790-1801.
Sin duda alguna, el entorno del estuario del río Aboño ha sido un territorio intensamente ocupado desde varios siglos antes de nuestra era, como prueba la necrópolis megalítica del monte Areo. O el yacimiento prerromano del Cabo de Torres (germen de la ciudad de Gijón). Se encuentra situado al pie del Camino costero de Santiago, y del siglo XI data el monasterio de San Juan de Aboño. Del siglo XVII es el Palacio de los Bernardo de Quirós (destino del viaje de Jovellanos en la descripción de Aboño incluida en sus Diarios).
Aboño 1920. Las vías comienzan a ocupar el valle.
Pero fue ya en el siglo XX, cuando la decisión de trasladar la construcción del nuevo puerto de Gijón al abrigo del cabo de Torres lo que supuso la trasformación definitiva del tramo final del río. Lo que la exposición nos propone es un viaje, especialmente a través de este último siglo, por la historia del valle de Aboño. Mostrándonos su evolución mediante las imágenes que se conservan, como ejemplo paradigmático de la transformación del paisaje del área central de Asturias.
El puerto gijonés de El Musel se construye sobre los acantilados del cabo de Torres ganando terreno al mar. Con escasísima superficie terrestre utilizable se decide utilizar como acceso ferroviario el valle de Aboño mediante la excavación de varios de túneles bajo el Torres.  En la margen izquierda instala su estación y playa de vías (en la que se realiza la selección y clasificación de vagones) la empresa gijonesa “Minas de hierro y ferrocarril de Carreño”. Mientras que en la margen derecha se instala la compañía “Ferrocarril de Langreo”, con su estación y playa de vías asociada. Lo que supuso la canalización parcial de la desembocadura del río. También se construyen varios puentes y cargaderos para facilitar el tránsito ferroviario. A principios de siglo XX también se instala la “Fábrica de Productos Químicos de Aboño” que permanece en funcionamiento las primeras décadas del siglo.
Hasta los años 60 es un espacio en continua transformación. En él se van instalando diferentes compañías, en muchos casos vinculadas al mantenimiento de las infraestructuras asociadas al puerto. Se construye un ramal ferroviarios que enlaza Aboño con el Ferrocarril del Norte a través de Veriña. Y El Musel se convierte en el principal puerto de salida del carbón asturiano. En 1953 se pone en marcha el primer horno de la “Fábrica de cementos de Aboño”.
Aboño 1962. Aún existían lugares con abundante pesca en la ría..
El rápido crecimiento económico de la etapa desarrollista de la dictadura franquista, y las decisiones económicas estratégicas sobre la industria y la minería asturiana conforman una nueva fisonomía del valle de Aboño. En 1966 se constituye UNINSA, planta siderúrgica fruto de la fusión de tres compañías: Duro Felguera, Fábrica de Mieres y Sociedad Industrial Asturiana Santa Bárbara (el Estado se hará con la totalidad de sus acciones en 1973 y la fusionará con ENSIDESA). Que se instalará en la cercana vega de Puago puesto que le permite un acceso estratégico tanto al puerto como al ferrocarril para el transporte de mercancías y materias primas.
Al mismo tiempo, y en la apuesta por las centrales térmicas, se decide instalar en Aboño una central térmica asociada a la planta siderúrgica en la que se quemarán para la obtención de energía eléctrica los gases residuales producidos por los hornos altos en la producción del arrabio, conduciéndolos desde Puago a Aboño por un gaseoducto instalado en las estribaciones del monte Areo.
Aboño 1981. La central térmica y el parque de carbones "ahogaron" al río.
En 1977 se construye también junto al río Aboño un parque de carbones en el que almacenar el mineral, aprovechando los terrenos de la antigua estación y playas de vías del “Ferrocarril de Langreo”,  canalizando lo poco que quedaba de río. La central térmica se ampliará en los años 80, y parque de carbones continuará creciendo, fagocitando en primer lugar a la playa de Aboño en la década de los 80, y ganándole terreno al mar hace poco más de una década.
Aboño 1985. Ampliación sobre la playa del parque de carbones.
Este conjunto de actuaciones han ido transformando un lugar que sin duda hoy sería considerado como una “joya medioambiental” en un espacio profundamente transformado, símbolo del desarrollo económico e industrial de la región. ¿Ha merecido la pena? Os invitamos a visitar la exposición “Aboño, la historia de un paisaje y una región” en Parque-Arqueológico de la Campa Torres hasta el 7 de enero, o virtualmente en la web de la Fundación Municipal de Cultura y Universidad Popular, para que podáis formar vuestra propia opinión. Pero cuidado, en ningún caso existe respuesta evidente.
Aboño 2017.

Más información:

- Toda la exposición aquí.
- Entrevistas sobre Aboño (proyectado durante la exposición):


- Fotografías (proyectado durante la exposición):

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